Esta tarde al ir a buscar a los bajitos a casa de su padre hemos venido hablando de como les había ido el día. Este fin de semana Pablo tenía que estudiar para los exámenes que tiene esta semana. Le pregunté que tal el examen de mates que habia tenido esta mañana y me contestó que bien, aunque se le había olvidado alguna cosa. Menos mal que he conseguido que me cuente algo más porque a mi pregunta de "¿qué tal te salió?" él siempre respondía con tono de fastidio: "todavía no sé la nota, mamá" a lo que tenía que replicarle que no le había preguntado la nota sino su impresión sobre lo que había contestado o dejado de contestar. Para mí es una manera de mostrar mi interés por sus cosas, preguntarles como les ha ido el día, que han hecho en clase o que están explicando en el cole; pero a veces tengo la impresión de que ellos lo toman como un interrogatorio en primer grado, sobre todo Pablo que es un poco más cerrado que Daniel para sus cosas.
Mañana toca el control de lengua, le pregunté si había estudiado algo y me dijo que si, pero que no entendía el porqué tenía que estudiar el fin de semana para todos los exámenes si el primero era el de matemáticas y se le iba a mezclar todo en la cabeza. Ahí tuve que explicarle la importancia de ir estudiando todos los días un poco para sólo tener que repasar el día anterior. Pablo es bastante responsable con sus tareas, las lleva casi al día, aunque se queja por la cantidad que tiene que hacer (supongo que como todos).
Daniel oyendo nuestra conversación mete baza y dice "Pues mi maestra dice que hay que leer veinte veces las lecturas, para después saber explicarlas y responder a las preguntas. Bueno, los que no tienen problemas para leer sólo las tienen que leer diez veces" (ahí sale el lado exagerado de mi hijo). Mi vena de profesora se enciende y les digo que la lectura es muy importante, que es buena para saber escribir bien, para no tener muchas faltas de ortografía (y ahí pongo el ejemplo de Pablo que no comete muchas) y sobre todo para pasarlo bien, porque se aprenden muchas cosas leyendo. Todos de acuerdo, y Pablo le pregunta a Daniel: "¿Tú tienes muchas faltas de ortografía Dani?" "No, sólo tengo faltas de ortografía en los accesorios de las palabras" y explica "en las tildes, en las comas, y todo eso"(buena aclaración porque yo no sabía se había equivocado de palabra pero su explicación dejó claro que sabía lo que decía).
Ya en casa, todo esto había sido en un trayecto de unos cinco o seis minutos, hacemos un repaso de lo que caerá en el examen de lengua: las sílabas, las sílabas átonas, tónicas, las palabras llanas, agudas y esdrújulas (¡qué tiempo sin oír todos esos conceptos!) y Pablo me cuenta que Daniel y él tienen un acuerdo, que él le explicará las cosas que vaya aprendiendo para que Dani sepa muchas cosas y esté preparado para tercero de primaria (y eso que todavía estamos empezando segundo). "Ahh, qué bien, me gusta que lleguen a acuerdos" sonrío yo. "Bueno Dani, ¿quieres que te explique lo de las tildes para que no tengas más faltas de ortografía? Es muy fácil". A todo esto Dani está viendo Doraemon en la televisión y como que no tiene demasiado interés, pero dice un tímido "si". "Vale", se envalentona Pablo "mira, sabes que las sílabas forman palabras, pues hay sílabas que son átonas y otras que son tónicas, en las que se pone la tilde ... ¿Me estás atendiendo Dani?", Daniel divide sus miradas entre su hermano y la tele, "¿Es que no quieres aprender a escribir bien?" y es ahí cuando tengo que intervenir para decirle que no se apure, que son cosas algo díficiles para su hermano y que todavía no está preparado para recibir esas lecciones. Menos mal que se lo ha tomado bien esta vez, la última vez que intentó hacer de maestro con su hermano le quería explicar las divisiones y las multiplicaciones de dos cifras, y las restas llevando fue un motivo de pelea entre los dos, evidentemente los dos años de diferencia se notan a nivel educativo y por mucho que se empeñe Pablo, Daniel todavía tiene que aprender mucho más para llegar a su nivel.
Esta noche Dani ha sido el primero en coger un libro para leer, normalmente no lo hace tanto como Pablo, que si no lee un poco antes de irse a la cama no se duerme contento, al menos la conversación sobre la lectura ha hecho algo de mella en él. Me gustan mis bajitos lectores.
No puedo parar de reirme con lo de "los accesorios de las palabras", es buenísimo...A mí me pasa lo mismo, con lo que me gusta leer busco la manera de que Óli salga lector...de momento está empezando pero me daría mucha pena que no disfrutara con un libro.
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