¿Cómo se puede estar tan cansada antes de mitad de semana? Ya estoy deseando que llegue el viernes, y no por la mañana sino por la tarde directamente. Creo que la culpa la tiene el acostarme tarde, no varía la hora de levantarme y ya a esta hora, las nueve de la noche, estoy para "echar el cierre" pero me toca prepararme muchísimas cosas para mañana. Las cinco cosas ya han pasado a ser tres, y sí Adijirja, no pasa nada por ello. No me voy a comer el mundo en dos días, ni siquiera en dos meses.

Esta tarde nos hemos ido a vacunar de la gripe, el oncólogo de Daniel lo recomienda para que no haya complicaciones. El año pasado, debido a un malentendido, Daniel no se vacunó, sólo nosotros y pasó la gripe en Enero. Este año debe vacunarse dos veces, dentro de un mes se debe pinchar otro refuerzo. Cuando fuimos a recoger a los bajitos al cole, y después de pasar la consabida cola de salida, les "informamos" de que tocaba ir al médico, Pablo pensó que era al hospital y enseguida protestó, y cuando se enteró de que tocaba vacuna empezaron los lloros.

Estuvieron tranquilos, es decir, sin pensar en ello pero corriendo, saltando, jugando a las peleas, etc. en la sala de espera y después de sentados en la camilla empezaron a preguntar: "¿me va a doler mamá?" intentamos tranquilizarlos, "nosotros nos acabamos de vacunar y es un pinchacito de abeja", y Pablo "cómo sea mentira ya verás". Él primero fue Daniel, y los lagrimones salieron nada más pincharle la enfermera y Pablo al lado decía: "ves como duele, ves como duele, me estás engañando". Así que terminamos saliendo con dos bajitos de ojos rojos y lágrimas del centro de salud. Les prometimos ir al centro comercial a dar una vuelta y luego a casa. Menos mal que se han olvidado ya, espero que mañana no amanezcan con el brazo dolorido, porque Pablo me lo puede estar recordando hasta el juicio final!