lunes, enero 23, 2006

El peor día del año

He visto en el telediario de la TVE-2 que un "científico" ha determinado, mediante una fórmula matemática en que se mezcla desde las deudas navideñas a las ganas de cambio, que hoy día 24 de Enero es el peor día del año. No creo en este tipo de cosas pero para mi si ha sido uno de los peores de este año que comienza.

Ayer me acosté con dolor de cabeza, sufro de migrañas ocasionales, y molestias en las cervicales, a eso de las tres de la mañana Pablo se despertó y me fuí a su cama hasta que se durmiera; cuando lo hizo y ya iba a entrar en el baño sonó el timbre de la puerta. Inmediatamente pensé en algún descalabro en el edificio, porque no paraba de llover desde las nueve de la noche, y Pedro es el presidente "en funciones" por problemas con la administradora de la comunidad (creo que estos fueron los que ayudaron a mi migraña). Me puse las gafas y fui corriendo a la puerta para que no se despertaran los niños, por la mirilla vi que era mi vecina de enfrente; a la pobre se le estaban mojando las habitaciones de sus hijos, los tenía durmiendo en el salón mientras ella y el marido no paraban de achicar agua. Estaban desesperados, como es lógico en esta situación, y no paraban de decir que es lo que había en el techo, porque casi llovía más dentro de la casa que fuera. Les expliqué lo que podía ocurrir, ellos están de alquiler desde hace unos cuatro meses y no sabían de la "idiosincrasia" de nuestro edificio, y tras decirles que no podía hacer más que dar aviso al seguro y a la constructora (los pisos llevan construidos unos 7 años); me fuí a casa, me tomé un paracetamol porque me estallaba la cabeza e intenté dormir.

Creo que eran más de las cuatro y media cuando lo conseguí, aunque me desperté pronto con una pesadilla en la que mi casa se llenaba de humedad y que se nos caía sobre la fachada un edificio que estaban construyendo enfrente, y que había afectado a la habitación de mis bajitos y yo no me había despertado. El despertador no perdona, sonó a las seis y cuarto como siempre y yo no sabía si levantarme o seguir en la cama porque la cabeza seguía doliéndome: "Total, sólo tienes la dos primeras horas, hoy puedes faltar", me decía; "No, que tienes que terminar trabajos pendientes en el seminario". Con el dilema me preparé, levanté a los niños y nos fuimos a la calle. Cuando nos fuimos a incorporar a la autovía que enlaza con la autopista a la altura de la guardería de los niños vimos que había una cola enorme, no nos movíamos casi. Llamé al instituto para avisar de que llegaría tarde, no era la única, casi una hora después llamé de nuevo para decir que ya no iba, porque todavía estaba entrando a la autopista. Nos costó salir de la misma casi cuarenta minutos (menos de 500 metros). El resto de la mañana me la pasé en el coche esperando que Pedro saliera de un cliente en el que supuestamente no tardaría mucho. Llegué a casa a la una y después de tomarme otro paracetamol me metí en la cama casi dos horas.

Aún me sigue doliendo la cabeza, encima no he podido cambiar la fecha de este post que es el día 24 no el 23 como figura en el encabezado, espero que mañana todo vaya mejor porque la jornada será larga. ¡A ver si tiene razón ese sujeto con su formulita matemática!

lunes, enero 16, 2006

Comienzo de año movidito

No he tenido tiempo hasta ahora de ponerme al ordenador. La semana de Reyes Daniel estuvo algo pachucho y estuvieron varios días sin guardería por lo que no pude conectarme. La semana pasada tuve que trabajar varias tardes por las evaluaciones en el instituto, y entre que llegaba tarde y lo cansada que estaba no me quedaron ganas de ponerme delante del ordenador. Esta semana parece que se está normalizando todo, aunque estos bajitos se empeñan en levantarse cada día más temprano y cuando llega la hora de comer estoy para el arrastre. Esta mañana, mejor madrugada, Pablo se cayó de la cama, sólo le ha pasado dos veces más, a las cinco y media. Su hermano quiso acompañarlo en el triste suceso, no se hizo nada pero el susto lo despertó del todo, y nos dimos cuenta de que estaba todo mojadito. Así que cambio de ropa, hacerle su biberón y después de tomárselo tardó media hora en quedarse dormido de nuevo.

Pablo lleva unos días rarillo, además de haber estado algo enfermo esta semana pasada, se pone a llorar cada dos por tres, nos monta la marimorena cuando lo dejamos en la guardería, se ha vuelto a hacer pipí en la guardería un día sí y al otro no. Creo que son celos, porque Daniel cada vez se mueve más, balbucea constantemente y se ríe mucho. Ya se medio pelean por los juguetes, aunque Pablo para eso tiene un sistema: cuando quiere algún juguete que tiene el hermano y éste no se lo da (nosotros le llamamos la atención si se lo quita bruscamente) le ofrece una alternativa, o le da el que él tiene o le busca otra cosa por los alrededores para cambiárselo. A veces cuela, aunque cada vez menos porque Daniel tiene un genio importante y se cabrea o se pone a llorar. Menudos cabezotas tenemos por aquí!!





Estas fotos las sacamos el día de Reyes, eran las siete de la mañana y Daniel no tenía cara de alegría porque tenía que comer y lo retrasamos para abrir los regalitos juntos. El que sí estaba muy contento era Pablo, disfrutó mucho abriendo los paquetitos, tanto que quería abrir los nuestros! No se portaron mal estos Reyes Magos, ya les mostraré lo que me trajeron a mí desde Oriente.