Primer día de playa

Y repetiremos, se lo pasaron pipa. Siempre vamos temprano para no tomar el sol de mediodía, pero hoy nos pasamos, a las nueve y veinte ya estábamos sobre la arena. Y es que estos bajitos no respetan ni en domingo el sueño de sus papás, y aunque nos acostamos a las dos de la mañana, la culpa la tiene blogline y el atraso de blogs que tenía, tuvimos que levantarnos a eso de las siete.

A Daniel no le hizo mucha gracia la arena al principio, lo puse descalzo y sólo quería subirse a mis piernas, luego vió a Pablo como se bañaba, le entró el gusanito y se puso a jugar con la arena. Parece que ninguno de los dos me salió miedoso para el mar, lo cual es beneficioso por un lado pero un peligro por otro. Pablo se mete sin miedo, se tira en el agua, y no quiere salir ni a la de tres; resultado labios morados, tiritera y lloros porque no quería quedarse en la arena tapadito con una toalla hasta que se calentara algo. El día estupendo, el sol todavía no estaba fuerte, pero tampoco hacía fresco.

Antes de salir con el coche de la playa ya Daniel estaba dormido, se despertó hace como una hora, después de casi tres horas de siesta. Pablo también se acaba de despertar, al contrario que su hermano salió de la playa con las pilas puestas y no se durmió hasta dos horas después.

El fin de semana que viene nos vamos a un apartamento al sur de la isla, con una "convivencia" de la guardería, para despedir el año de los niños que se van ya al colegio como Pablo. El año pasado fuimos y no lo pasamos mal, así que repetimos y esperamos pasarlo aún mejor porque Daniel es más grande. Ya les contaré cuando vuelva. Espero sacar algo de tiempo para actualizar el blog en estas semanas, pero si desaparezco no se preocupen, es que se acerca fin de curso y tengo muchísimas cosas por hacer.