Casi se me pasa por alto, hace unas semanas que
Lolita Blahnik organizó un sorteo de un
tremendo bolso que ella ha realizado. Se trata de fotografiar escenas cotidianas y no he querido "rescatar" ninguna foto, sino hacerlas de mi día a día ahora, porque hasta hace muy poco, y después de más de un año, no me ha parecido tener una rutina medianamente normal. Las idas y venidas al hospital, los ingresos, las mascarillas, mucho tiempo metidos en casa y los miedos que te asaltan cuando sales, si pasará algo, pillará alguna infección, cogerá frío, etc. Desde que se ha medio estabilizado en sus análisis, ha ido al colegio y se le ve con una energía casi inagotable parece que se pueden hacer planes con cierta tranquilidad.
La rutina del final del verano se ha centrado en la vuelta al cole de los niños, de las colas que hay que soportar para dejarlos o recogerlos porque el acceso es bastante complicado; y las tardes en casa pasando el rato como se puede.
La primera foto la tomé el segundo día de cole de Pablo, si te retrasas sólo cinco minutos pillas una cola bastante pesada en uno de los accesos al cole. Está tomada con el móvil, eran alrededor de las 8 y cuarto de la mañana y el sol empezaba a elevarse en el cielo.

La segunda está tomada en casa, este domingo por la tarde, les dije a los bajitos que "reclutaran" sus juguetes preferidos porque quería fotografiarlos jugando con ellos, y los llevaron a mi cama, les encanta saltar en ella, jugar a las luchas y mirarse en el espejo del armario; y por supuesto, pasarse en plena noche para "hacernos compañía". Como pueden ver mis tardes se "amenizan" por Stars Wars, Indiana Jones, dinosaurios varios, superhéroes y villanos (Daniel siempre tiene que salir de casa con uno bueno y otro malo).

La tercera la tomé ayer, tuve que llevar a Pablo por la mañana, porque Pedro llevó a Daniel a su control en el Hospital (resultados correctos que celebramos cada día) y, como no, pillé algo de cola. Cuando estoy en esos atascos que parecen interminables me gusta mirar por el retrovisor a Pablo, preguntarle en qué está pensando, hacerle alguna mueca, y muchas veces sólo lo miro, se queda muy concentrado mirando por la ventanilla, no sé bien a qué, pero me gusta observarlo.