Progresos en punto

Ya he empezado con las mangas de la chaqueta de manga raglán que le estoy haciendo a Daniel. No he tenido tiempo este fin de semana para concluirla, porque he estado corrigiendo exámenes y pasando noches en duermevela por los bajitos, que llevan algunas noches revolucionados. Están un poco enfermitos, Pablo con algo de fiebre y sin ganas de comer y Daniel con el pecho un poco cargado. Mañana los llevaré al médico, es la segunda vez para Daniel porque está tomando aerosoles y el pediatra quiere ver como va desde el viernes.

Hoy no he ido al trabajo porque anoche me llamó una compañera y me contó que cerraban el instituto por la muerte de un compañero. La verdad es que ha sido un palo, no tenía mucha relación con él, no me caía especialmente bien, pero ha muerto de repente, con cuarenta y siete años y con algo, todavía no saben qué, que le empezó el viernes y el domingo de madrugada acabó con su vida. Además era profesor de educación física y tenía un gimnasio de kárate, se supone que estaba en forma y se cuidaba. Esto da que pensar, nos puede pasar a cualquiera y quizás viene a decirnos que debemos vivir la vida más al día, disfrutándola y haciendo aquello que nos gusta.

Al final me quedaré unos diez días más en el mismo centro, todavía no está del todo recuperada la profesora a la que sustituyo. Ya casi me había hecho a la idea de que hoy era mi último día.

Aquí van unas fotos de como va la chaqueta, espero dedicarle un poco de tiempo esta semana y terminarla, por lo menos dejarla lista para el montaje final. Me voy a la cama que estoy cansadísima, a ver si mis bajitos duermen bien esta noche, que mañana toca madrugón.




No terminan de quedar bien las fotos, un poco oscuras, y eso que las he retocado algo antes. Ya experimentaré otro día. Buenas noches.