Y es que no para. Tiene momentos en que está bastante tranquilo, aunque en estos días son pocos; sin embargo, cuando está inquieto no se tranquiliza fácilmente. Esta noche le ha costado quedarse dormido, hace un momento he tenido que ir nuevamente a la habitación porque lloraba. ¡Y cómo llora el "condenao"! Llegó a despertar a su hermano, que normalmente una vez dormido no suele despertarlo nada (se despierta el solito). No sabemos si le duele algo, puede ser "indigestión de teta" porque lleva todo el día pidiendo fuera de hora. De hecho, a veces pienso que no tengo suficiente leche porque mama tan desesperado que me duelen los pezones. Pero en otras ocasiones, cuando lleva tiempo sin comer, puede estar jugando con el pecho y no comer suficiente.
Cada vez creo más en la teoría de los cambios evolutivos que tienen lugar en determinadas semanas de vida de los bebés. Hoy, por ejemplo, se ha acercado una vecina a verlo cuando estábamos en el garaje. Al principio se le quedó mirando con cara seria, y luego empezó a llorar fuerte como si extrañara a esa persona, realmente no la conocía pero nunca había tenido una reacción igual. En el libro describe esta reacción y cuenta que será más notable cuanta mayor diferencia física haya entre la persona y la madre. Esta vecina traía una banda de tela en la cabeza y parece que a Daniel no le gustó.
La verdad es que es desesperante no saber que le pasa, o que hacer cuando se pone de esa manera. El llanto es tan fuerte y se le ve tan indefenso, sólo podemos tomarlo en brazos e intentar calmarlo. El calor que está haciendo estos días también le está pasando factura, esta noche tuve que cambiarlo de ropa, un conjunto de pantalón corto y camiseta por un body sin mangas, porque estaba sudando y creía que se calmaría. Esperaremos a mañana, a ver que pasa.
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