Daniel ya lleva unas semanas comiendo de todo un poco, todavía no come carne pero le falta poco ya. Al principio no parecía gustarle nada, ni los cereales ni la fruta que es lo más dulce, no digamos el puré de verduras, que se ponía hecho un basilisco porque no quería seguir comiendo a partir de la cuarta o quinta cucharada. Ahora se come un bol de alrededor de 180 ml. de fruta en la merienda y ha probado manzana, pera, naranja, albaricoque, plátano y papaya. Las manzanas y las peras se las preparo en compota, a veces le añado albaricoques, naranja y plátano, pero en menor cantidad (son más ricas que las de los potitos y más sanas), las hago en cantidad para dos días y las meto en la nevera en un tarro hermético. Los cereales no son problema tampoco, todavía los toma sin gluten y hoy le he aumentado la dosis porque se quedaba protestando. Lo malo es que no quiere biberón y se los damos en papilla con cuchara, por lo que los gases después son mayores; después se toma su ración de pecho (también por la mañana) y a dormir hasta que quiera.
Las verduras me costó algo más introducirlas. Empecé por las zanahorias y las papas, luego la calabaza, el calabacín, las judías verdes y el puerro mezclándolas entre sí. Las judías verdes no le gustaron mucho las escupía, se provocaba y berreaba el pobrecito porque no quería más. Se me ocurrió empezar de nuevo, primero las zanahorias y la calabaza que son más dulces, y les fui añadiendo de nuevo las demás y finalmente las judías verdes, aunque en menor cantidad, y ahora las acepta todas. El otro truco que utilicé fue el de darle un yogurt de leche adaptada, aunque no me hace gracia porque miras los ingredientes y no sabes si algo de aquello es natural, pero parece que funcionó, primero pongo el puré y en la punta de la cuchara un poco de yogurt, se lo toma que es un gusto verle.
Ahora existen cantidad de alimentos infantiles preparados, en general prefiero lo natural. A Pablo le preparaba todos los días un puré diferente, para que no se aburriera, y nunca le dí un potito de verduras, no sé como saben y dicen que está hecho con ingredientes de primera calidad pero no me fio. A Daniel también se lo hago todos los días, no me gusta eso de congelarlo aunque me estoy haciendo a la idea porque cuando vaya a la guardería no podré dedicarle tanto tiempo a la cocina y tendré que hacerlo. Estoy abriéndome a nuevos productos, a ver como le sientan, porque supongo que son parte de mis neuras con la comida (por no utilizar no uso ni pastillas de caldo, ni colorante).
He visto en algunas revistas un accesorio especial para cucharas para engatusar al bebé y que coma, aquello del avioncito que todos los papás hemos hecho alguna vez, se vende en azul y en rosa, por lo de marcar las diferencias entre sexos (no me gusta nada el rosa y me encanta el azul, si hubiese tenido una hija la habría comprado la azul igualmente).
La ha lanzado al mercado la casa Barruguet y se puede comprar por internet en la página de los diseñadores y en Yahoo Store. A mi por ahora me vale con cantarle alguna cancioncita, sonreirle mientras le acerco la cuchara y dejarle descansar en medio de la comida para que eche algún eructillo y siga comiendo como un campeón. Además creo que puede ser algo engorroso tener que llenar el "avioncito" con el puré sin llenarte las manos o ensuciarle las alas al artilugio. Eso sí, curioso y divertido si que es.
¡Qué cosa más loca la cuchara-avión! De todas formas, tus bajitos son unos benditos comiendo... Se los pondré de ejemplo a mi nena cuando le toque! ;)
ResponderEliminarpues si que es curioso, si. Yo la verdad es que tengo mucha suerte y comen muy bien. De hecho a veces me hacen pasar vergüenza porque parece que no hayan comido en tres días... ;-) Besitos
ResponderEliminarLa verdad es que parece que también he tenido suerte en lo de las comidas, al principio le costó un poco a Daniel pero ya abre la boca antes de que le sirva la siguiente cucharada. De Pablo no digo nada, que ese puede merendar hasta tres veces y sigue comiendo.
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