A vueltas con los catarros

Pablo lleva una semana en la guardería y ya empezó con mocos y tos. Tenía la esperanza en que tardara un poco más en ponerse enfermo porque ha estado todo el verano bastante bien, tanto que le suspendimos los aerosoles completamente.

El viernes empezó con una tos bastante molesta que no le dejó dormir por la noche (ni a él ni a mí por supuesto), y el sábado todo eran moquitos. Lo llevamos esta tarde al pediatra y nos mandó unos jarabes durante algunos días a ver si remitía antes de pasar a los aerosoles. Espero que sea así y no tengamos que empezar nuevamente con ellos. También puede ser por el cambio de tiempo, hasta finales de la semana pasada hubo una ola de calor por aquí, era agobiante los niños dormían con el ventilador puesto porque no había otra manera, y ahora han bajado las temperaturas y parece que llega el otoño.

Hoy no se quejó cuando lo dejé en la guardería, aunque no quería ir. Tuve que recurrir al "soborno", como es costumbre cuando se niega en rotundo a hacer algo, y le metí dos galletitas de chocolate en su comida de media mañana de la guardería. El chocolate es su debilidad y lo tenemos restringido un poco a los fines de semana porque si no quiere ponerse las botas el muy goloso.

El viernes se le quedó su "coche rojo" en la guardería y estuvo dando la vara todo el fin de semana, se despertaba por la noche y lo repetía, al levantarse por la mañana lo pedía y se acordaba de él a todas horas. Como le decíamos que se había quedado en la guardería nos decía que "vamos a buscarlo" y si le decíamos que estaba cerrada nos decíamos "vamos a comprar otro", y es que este niño me va a salir muy consumista después de todo.